Quiero comenzar este Blog haciendo referencia a un péndulo esférico que oscila libremente en cualquier plano vertical y que demuestra la rotación de la tierra. Sin embargo, esta referencia es para hablar de la novela homónima del semiólogo Umberto Eco. Una novela con un profundo ataque al esoterismo, pero con una amplia visión de cómo evoluciona la ciencia real a la par que las ciencias ocultas. Y es una delicia de lectura. ¿Porqué hacer referencia a esta novela? Por el tipo de libros que ahora se vuelven éxitos de venta, cómo el Código Da Vinci. No voy a entrar en pormenores de cuáles son las partes históricas erróneas. Pero la escritura del Código... es propia de una escritura ligera y ágil, sin otra intención que divertir o hacer pasar el tiempo. Mientras que El Péndulo... es una novela profunda, enriquecida con una investigación profunda realizada por un experto en el estudio de los símbolos. Desde que leí el libro me di cuenta que era un buen guión cinematográfico. En tanto que la riqueza del Péndulo... es tan compleja, que seguirlo en forma de película es difícil.
Sin embargo, pienso que no hay que criticar ni evitar la lectura del Código da Vinci. De otra forma no se pueden comparar ambas obras. Y soy un ferviente creyente de que fomentar la lectura en nuestra sociedad, es primordial en un país como el nuestro. Recuerdo que en mi infancia fuí un ávido lector de las caricaturas de esa época: Capulinita, Kalimán, El Santo, Batuk, La Familia Burrón (que sigo recomendando) pasando por las Novelas Inmortales, Lágrimas y Risas, Memín Pinguín y un largo etc. Y no me arrepiento. Hoy en día mis gustos literarios han cambiado. La lectura de los clásicos se ha vuelto indispensable, hacer una búsqueda intensa en la filosofía o en la Biblia se me vuelve costumbre y el fomentar en mis hijos la lectura de la forma que mejor les agrade sin imponer, creo que les puede funcionar.
¿Y esto se puede emplear y hacer que funcione en un país como México, como me funcionó a mi? Es una idea que me surge de vez en cuando, sobre todo al ver el reflejo de la educación en México. Los jóvenes ahora centran sus intereses en tener el nuevo celular, o los portátiles de mano o los tenis de marca con mejor diseño. Y se han vuelto expertos en terminologías que tienden a disminuir el uso ya no de palabras. ¡Se disminuye el número de letras!
Créanme: por un lado, apoyo el aprender y usar las nuevas tecnologías: la base de mi trabajo parte de los análisis en computadoras, la escritura de estas ideas se difunden en la red, una de mis diversiones es jugar con videojuegos. Y una gran cantidad de empleos muy bien pagados solo requieren el saber utilizar estas tecnologías adecuadamente.
Pero cuando les pregunto sobre cuál es la última novela que han leído, o qué mensaje entendieron de una película, es difícil entablar una comunicación efectiva. Y puedo tener amistad con ellos. Puedo interactuar adecuadamente con los alumnos. Pero no podemos profundizar en intereses comunes porque no los hay. Y esto creo que se debe a una falta de educación cultural. Y esto puede tener una tremenda influencia en la forma que enfrentamos nuestra realidad. Y esto es la causa de tener los políticos que tenemos. Y esto puede influenciar la forma en que se destinan los recursos para educación en nuestro país. Y esto provoca que nos enojemos, pero no hagamos nada para quitar el poder a personas como la profesora Gordillo. Y esto es la causa de que quiera escribir un blog. No sé si vaya a funcionar. No me importa las críticas que se puedan hacer. Me interesa solo generar discusión. Me interesa recomendar a alguien lecturas. Me interesa convencer a la gente de que nosotros, al día de hoy, podemos educarnos mejor. Y si pueden leer el Péndulo de Foucalt o el Código Da Vinci, háganlo. Pero no se queden ahí. Sigan leyendo, sigan pensando, sigan criticando, sigan aprendiendo el arte de cultivar la mente. Y hagamos un esfuerzo por poner todas las ideas que se nos ocurran en forma escrita para discutirlas. No creo que se pierda nada, y si creo podemos hacer algo por mejorar a nuestro país.
martes, 17 de noviembre de 2009
El Péndulo de Foucalt
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